La Avenida de Mayo estuvo de fiesta el mes pasado. Sí, el primer boulevard que tuvo la Ciudad de Buenos Aires festejó en julio su 125 aniversario. Ubicada en el centro neurálgico de la capital de la Argentina, más precisamente en el barrio de Montserrat, conecta a dos de los principales poderes del sistema político argentino: el ejecutivo (Casa Rosada) y el legislativo (Congreso), porque la Avenida de Mayo los une directamente, en línea recta.
Desde su concepción y construcción esta avenida se destacó en toda la región, dado que fue la primera avenida de la República Argentina y, además, de Sudamérica. Y en varios aspectos también fue pionera: además de ser el primer boulevard y la primera avenida de la Ciudad, también fue la primera arteria por la cual circuló el primer colectivo de Buenos Aires y como si fuera poco, debajo de ella, la Línea A del primer subte de Latinoamérica, inaugurado en diciembre de 1913. Asimismo, en el edificio ubicado en el 1264 de la avenida se instaló el primer ascensor del país. También fue la primera donde los cafés empezaron a colocar mesas en las veredas. Hasta entonces, algo típico de París.
Una vidriera al mundo
La Avenida de Mayo comienza en la histórica Plaza de Mayo (a la altura de la calle Bolívar) y finaliza en la Plaza del Congreso. Se encuentra orientada de este a oeste y corre en forma paralela entre dos emblemáticas calles porteñas: Hipólito Yrigoyen y la Avenida Rivadavia. Tiene una extensión de casi diez cuadras (mil metros) y se inauguró en el año 1894, con la intención de que sirviese como pulmón verde en el lugar más céntrico de la ciudad de Buenos Aires. Además, se destacó como la vidriera de presentación de la ciudad al mundo, porque todos los visitantes prestigiosos y la gran mayoría de los turistas disfrutan al recorrerla por sus reminiscencias europeas.
Si bien desde su nacimiento se destacó por ser una obra pionera, a la vez su construcción resultó polémica. Su planeamiento arquitectónico fue muy debatido y resistido, puesto que para construirla se necesitó expropiar y demoler varias construcciones de gran calidad y valor que pertenecían a familias de la alta sociedad vernácula, lo que significó un gran presupuesto para la ciudad por los grandes costos de construcción más los derivados de la expropiación de viviendas.
Cosas del destino: si bien su primer diseñador, el inmigrante italiano Giovanni Antonio Buschiazzo (director del Departamento de Obras Públicas de la Municipalidad de Buenos Aires) se inspiró en los bulevares de París, la enorme corriente inmigratoria española terminó brindándole un carácter hispánico, porque fue el epicentro de teatros de zarzuelas, cafés de inspiración madrileña y centros culturales de ese origen, además de ser un lugar de encuentro de exiliados de ambos bandos de la guerra civil española. Todo esto llevó a que actualmente se la suele comparar con la Gran Vía madrileña.
Polo turístico y de movilización política
Con el tiempo este boulevard se convirtió en un enorme escaparate de la vida pública y social argentina.
Al ser la avenida que une al Congreso de la Nación Argentina con la Casa Rosada es la ruta obligada de todos los presidentes de la Nación cuando asumen. Y en estos tiempos de crisis también es el lugar elegido por los manifestantes de todo tipo y origen.
Un decreto del Poder Ejecutivo Nacional (nº 437 del año 1997) declaró a la Avenida de Mayo como Lugar Histórico Nacional, lo cual implica que no se pueden alterar las fachadas de los edificios ni poner determinadas publicidades ni marquesinas. De allí que toda obra que modifique la estructura edilicia debe ser previamente aprobada por la Comisión Nacional de Monumentos y Lugares Históricos.
Organizado por la Dirección General de Patrimonio, Museos y Casco Histórico (Ministerio de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires) se llevaron a cabo los festejos por el 125° Aniversario de la Avenida de Mayo durante el sábado 29 de junio al sábado 13 de julio. La mañana del sábado 13 de julio en la Plaza de los Dos Congresos se llevó a cabo el Desfile Tradicionalista, con carruajes, caballos y agrupaciones folklóricas. Esta actividad gratuita fue el punto final de los festejos que duraron casi dos semanas y en los que participaron unas 80 mil personas.¤