DICCIONARIO
INESTABLE: Mesa norteamericana de Inés.
ENVERGADURA: Lugar de la anatomía humana en dónde se colocan los condones.
ONDEANDO: Onde estoy.
CAMARÓN: Aparato enorme que saca fotos.
DECIMAL: Pronunciar equivocadamente.
BECERRO: Que ve u observa una loma o colina.
BERMUDAS: Observar a las que no hablan.
TELEPATÍA: aparato de TV para la hermana de mi mamá.
TELÓN: Tela de 50 metros... o más.
ANÓMALO: Hemorroides.
BERRO: Bastor Alebán.
BARBARISMO: Colección exagerada de muñecas barbie.
POLINESIA: Mujer Policía que no se entera de nada.
DIADEMAS: Veintinueve de febrero.
Cortitos y al pie
- Mi marido es un ángel.
- ¡Qué suerte tenés! El mío todavía vive…
Dos amigas del instituto se encuentran al cabo de muchos años.
- Hola flaca!, cuanto tiempo, ¡he oído que te casaste!
- ¡Sí, con un abogado... y un hombre muy honrado.
- ¿Pero eso no es bigamia?
- ¿Nervioso?
- Sí, un poco.
- ¿Es tu primera vez?
- No, ya había estado nervioso antes.
- 911, ¿en qué puedo ayudarlo?
- ¡Me robaron el teléfono fijo!
- Ya le enviamos un móvil.
Iba fumando por la calle y un linyera me ofreció su mano como cenicero…
Todavía queda gente buena, muchachos.
- Me enteré que mi mujer se acostó con todos los del edificio, menos con el portero.
- ¿Tan feo es el portero?
- No, es eléctrico.
-¡Papá, papá, un huracán se llevó el auto!
-Imposible hijo, yo tengo las llaves.
Ese actor de teatro era tan convincente que, cuando él decía en el escenario “¡Lloren!”, el público se ponía a llorar. Si decía “¡Griten!”, todos gritaban.
Un día se tropezó con una tabla del piso, y dijo “¡Mierda!”
…Y todavía están limpiando el teatro.
Los milagros del viejito
Un día estaban jugando al golf Moisés, Jesucristo y un anciano.
Moisés es el primero en golpear. Agarra el palo, se prepara y ¡paff!: la bola termina en el agua. Pero, volviéndose a sus compañeros, Moisés les dice: “No pasa nada”. En efecto, agarra el palo, lo clava en el suelo y las aguas se separan, tras lo cual le pega de nuevo a la bola, que termina en el hoyo.
Llega el turno de Jesucristo. Agarra el palo, se prepara y ¡paff!: la bola termina también en el agua. “Calma, calma…”, dice Jesús a sus compañeros de juego. Ni corto ni perezoso se dirige al estanque, empieza a caminar sobre el agua, llega a donde está la bola flotando, le pega de nuevo y... al hoyo.
Por fin, le toca el turno al anciano, que agarra el palo, se prepara y ¡paff!: la bola va directo al agua, pero, justo antes de llegar, sale un pez y se come la bola. Pero antes de que el pez caiga de nuevo al agua, aparece una gaviota que se come al pez. Tras un corto vuelo, a la gaviota le cae un rayo, que la fulmina en el suelo, donde abre el pico, sale la bola y se cuela en el hoyo.
Entonces Jesucristo se vuelve al anciano y le dice:
- Mirá, papá, si empezás con tus cosas raras, yo no juego más.
Versero
Un chico argentino se va a la universidad en los Estados Unidos, pero más o menos a la mitad del semestre se le acaba el dinero que le dieron sus padres. Se le ocurre entonces una idea brillante y llama a su padre.
- Papi, no vas a creer las maravillas modernas de la educación en este sitio. Resulta que aquí en la Universidad de Iowa tienen un programa para enseñarle a hablar a los perros.
- ¿Y cómo puedo hacer para que acepten a mi Tribilín?
- Solo enviámelo con mil dólares y yo me encargo de matricularlo.
Así es que el confiado padre envía al perro con los $1,000.
En unas semanas el muchacho se gasta la plata de nuevo y decide volver a llamar a su padre.
- ¿Bueno, y como le va a Tribilín?, le pregunta su padre.
- Increíble, Papi. Ya habla hasta por los codos, pero ahora resulta que hay otro curso más avanzado para enseñarle a los perros a leer.
- ¡No jodas! ¿Y cómo hago para que entre a ese curso?
- Solo enviame $2,500 y lo matriculo en ese nuevo curso.
Así es que el ingenuo padre le envía el dinero.
El chico llega a su casa al final del semestre y el padre está esperándolo con júbilo.
- ¿Dónde está Tribi? Estoy deseoso de escucharlo hablar y leer. Ya tengo separada una revista de animales para que me la lea.
- Papá, no me lo vas a creer. Ya lo tenía todo preparado para el viaje cuando lo veo acostado en el sofá leyendo el New York Times, como todas las mañanas, cuando de pronto me dice: “¿Y tu viejo se sigue comiendo a la gorda pelirroja ésa que vive enfrente de la casa?
Y el padre le contesta:
- ¡Espero que lo hayas echado a la calle a ese perro hijo de p* antes de que hable con tu mamá!
- Por supuesto, papá.
- Así se hace, hijo.
Al cabo de varios semestres en la Universidad de Iowa el chico por fin se graduó, volvió para instalarse definitivamente en la Argentina y se convirtió en un político muy exitoso.
Fulminante
- Doctor, sea sincero: ¿El desmayo que tuve es grave?
- No soy doctor, soy San Pedro. ¤