Olimpíadas Río 2016

 ¡Y al fin se terminaron las olimpíadas de Río de Janeiro! Afortunadamente, las primeras olimpíadas que se llevaron a cabo en Sudamérica fueron solo una noticia deportiva.  Por suerte, no se concretaron los temidos atentados terroristas que tanto preocuparon a las autoridades  y a los deportistas los días previos al inicio de los grandes juegos. El domingo 21 de agosto cerraron con una gran fiesta. Un final merecidamente feliz.

Desde el punto de vista político, el Brasil de los días olímpicos tuvo muy poco que ver con el país de hace siete años. Cuando fue elegido sede de los XXXI Juegos Olímpicos, el 2 de octubre de 2009, el gigante sudamericano estaba en pleno desarrollo, crecía a tasas chinas y formaba parte del selecto BRIC (junto a Rusia, India y China), un grupo de elite integrado por cuatro países emergentes con un futuro venturoso de prosperidad infinita por delante. Y por ello Brasil era uno de los mimados por los inversores globales.
   Río 2016 mostró lo de siempre: que Latinoamérica es Latinoamérica y nunca se sabe lo que va a pasar en el corto plazo, y mucho menos en el largo plazo. A solo siete años de haber sido elegida sede los JJOO, el Brasil de estos días no tiene nada que ver con el país elegido en el 2009. Ahora el gigante sudamericano se encuentra en una crisis de proporciones bíblicas en los ámbitos económicos, políticos, sociales y sanitarios. Un país al borde del precipicio.

Argentina 2028… ¿o 2030?
   A pesar de todas esas dificultades, los juegos se llevaron a cabo aceptablemente bien, y eso es lo destacable.
   La próxima cita olímpica es Tokio 2020 y nada anormal se espera respecto a la organización y el desarrollo de los juegos. Después de todo, Japón es Japón, un país previsible en un ciento por ciento.
   Para el 2024 se candidatean, hasta ahora, Budapest, Los Ángeles, Roma y París. Y ya muchos piensan en los juegos del 2028. Después de eso, las posibilidades están abiertas para todos. De hecho, el presidente argentino Mauricio Macri, durante el inicio de los juegos de Río, comentó entusiasmado que “Si hacemos las cosas bien, si nos va  bien, nos podemos tirar a la pileta para el 2030”. Tras sus declaraciones, varios medios argentinos titularon “Mauricio Macri se mostró optimista para organizar los Juegos Olímpicos del 2030”, y “Río 2016: Macri sueña con que Buenos Aires sea sede de los Juegos Olímpicos 2030” y muchos similares. Evidentemente muchos comunicadores no se dieron cuenta de que fue un error, un blooper, del presidente, porque los juegos olímpicos se llevarán a cabo en el 2028 ó 2032. En el 2030 se disputará… ¡el mundial de fútbol!

Los ganadores de siempre
   Desde el punto de vista deportivo, Río 2016 demostró, una vez más, que las potencias (Estados Unidos, Reino Unido, China, Rusia, Alemania…) arrasan con el medallero olímpico. Los atletas de los países subdesarrollados, tercermundistas o emergentes, tuvieron éxitos individuales. Esto significa que algunos de sus participantes lograron medallas merced al esfuerzo individual, que no fueron producto de un sistema que fomenta y permite desarrollar el deporte amateur.

“A solo siete años de haber sido elegida sede los JJOO, el Brasil de estos días no tiene nada que ver con el país elegido en el 2009”

   Argentina tuvo un buen desempeño logrando tres medallas de oro: Paula Pareto, en judo, la dupla de Santiago Lange y Cecilia Carranza en vela (Nacra 17) y Los Leones en el hockey masculino sobre césped. Juan Martín Del Potro logró una medalla de plata en tenis y además el país obtuvo 11 diplomas. Esto sirvió para que Argentina alcanzara el puesto número 27° en Río de Janeiro 2016, marcando la mejor actuación olímpica de las últimas décadas.
   Por otra parte, los juegos de Brasil fueron especiales en todo sentido. Al ser los más geográficamente cercanos y accesibles de la historia olímpica, permitieron que 213 atletas argentinos participaran de los mismos. De ellos, 139 fueron hombres (65.26%) y 74 mujeres (34.74%) en 25 deportes diferentes, cifra que muy difícilmente pueda ser igualada en un futuro próximo, y mucho menos en Tokio 2020, fundamentalmente por los costos de traslado.
   Asimismo, la cobertura y audiencia televisivas de Río 2016 fue del todo excepcional en la historia argentina. De hecho, no se recuerda tanto interés por los juegos olímpicos. Millones de argentinos siguieron paso a paso la participación de los atletas nacionales.

“Los atletas de los países subdesarrollados, tercermundistas o emergentes, tuvieron éxitos individuales. Esto significa que algunos de sus participantes lograron medallas merced al esfuerzo individual, que no fueron producto de un sistema que fomenta y permite desarrollar el deporte amateur”

   Desde disciplinas habitualmente con buen rating como el tenis (la final de tenis entre Juan Martín Del Potro y Andy Murray tuvo picos de casi 13 puntos de rating) hasta las casi desconocidas y exóticas para el gran público, como saltos con garrocha, (cuando el compatriota Germán Chiaraviglio se clasificó para la final despertó un interés inusitado) y mucho más el hándbol masculino (millones vieron el partido entre “Los Gladiadores” de Argentina y Túnez).
   Respecto al fútbol, el desempeño de la selección argentina fue para el olvido. Imprevisión total. Ahora queda en manos de la Confederación Argentina de Atletismo   una planificación ordenada, porque se sabe desde hace décadas que para ser competitivos hace falta detectar, formar, entrenar y preparar a todos aquellos atletas que tengan la intención de ser olímpicos.
   La experiencia de Río 2016 es para tomar en cuenta. El año próximo se llevarán a cabo los Juegos Olímpicos de la Juventud en la ciudad de Buenos Aires. Una oportunidad única para detectar nuevos campeones. Después de todo, Tokio 2020 está cerca y no se puede perder el tiempo.
   En otros países ya se están preparando. Los dirigentes y atletas argentinos también deberían hacerlo. ¤