En su primer año como Obispo de Roma, el Papa Francisco nos ha enseñado a hacer de nuestra fe un verdadero apostolado al servicio de los pobres y marginados sociales. Esta es la misión de la iglesia contemporánea.
Desde su elección el 13 de marzo del 2013 el mundo parece estar cambiando hacia una dirección más positiva, marcada por la compasión hacia nuestro prójimo.
El Papa Francisco es un hombre de corazón que hace realidad aquel amor misericordioso que día a día predica con su habitual carisma de hombre simple, franco y bondadoso, que está abriendo las puertas del corazón aún de los más escépticos. Su imagen pública se percibe con autenticidad y lo hemos visto cuando abrazó a aquel hombre con su rostro desfigurado, o cuando lavó los pies de los reclusos de la cárcel, cuando calmaba la ansiedad notable de aquel niño que insistía en estar a su lado durante la celebración de la misa o cuando le ofreció una silla (y un sándwich después) a aquel soldado de la Guardia Suiza del Vaticano.
La inspiración que genera ha trascendido los ámbitos liberales y conservadores, aunándolos y alineándolos en el mundo real actual, donde la pobreza y la desigualdad económica constituyen la base de focalización para poder construir un mundo de paz.
El Papa Francisco dialoga con todos: católicos, judíos, musulmanes, ateos, pobres y ricos. Las personas que no profesan fe alguna también están contentas con él y valoran el hecho de que “los acepte como son y no los juzgue de antemano”.
Sus actos, abundantes en gestiones para la paz y la armonía de los pueblos, posicionan al Papa Francisco como uno de los candidatos favoritos para el próximo Premio Nobel de la Paz.
Como un líder espiritual del mundo, Francisco durante su primer año nos ha alentado para que aprendamos a discernir nuestros actos con prioridades y no ser parte de la indiferencia social globalizada ante los problemas del mundo. También nos ha enseñado a ser más críticos de los sistemas de gobierno que se alejan de la democracia, interfiriendo con las libertades individuales y religiosas y todos los derechos humanos.
El Papa Francisco posee una capacidad muy efectiva para conectarse con la esencia misma del hombre común, a través del corazón misericordioso de Jesucristo. Durante todo su primer año papal, nos ha demostrado un nuevo estilo de vida, de inclusión, enriquecido por el amor y la compasión hacia nuestros semejantes, dejando de lado lo fútil para que despertemos focalizados en lo que realmente es importante ante los ojos de Dios.
Para conmemorar el primer aniversario del Papa Francisco como Obispo de Roma, el Vaticano ha compilado desde aquel 13 de marzo del 2013, todas sus homilías, alocuciones, frases prominentes y las ha publicado en un “libro virtual” en el sitio oficial del Vaticano, en los idiomas italiano, español, francés, inglés, alemán y portugués.
Este libro virtual comienza con las primeras palabras del Papa Francisco durante su primera bendición “Urbi et Orbi”, desde al balcón del Vaticano donde demostró su tono cálido, su estilo simple, preciso y sabio, y su personalidad directa y franca al remarcar que “la obligación del cónclave es elegir al Obispo de Roma y a mí me parece que mis hermanos cardenales han ido al fin del mundo para encontrarlo”. Concluyó después con su ya habitual pedido: “Recen por mí”.
En estos documentos se informa que “el entonces arzobispo de Buenos Aires, Argentina, el cardenal Jorge Mario Bergoglio, ordenado sacerdote de la Sociedad de Jesús en 1969 es el primer jesuita en ser elegido Papa, el primero en América del Sur y el primer Papa en elegir el nombre Francisco”.
Desde su asunción, Bergoglio vive en un departamento conocido como Santa Martha Guest House, mientras que su antecesor, el Papa retirado Benedicto XVI, reside en un monasterio dentro del Vaticano.
Las entrevistas informales que concedió el Papa Francisco han ido revelando su transparente humanismo en frases como “¿Quién soy yo para juzgar?”, en respuesta a una pregunta sobre la homosexualidad, la cual trascendió alrededor del mundo. Esta respuesta habría enojado a los prelados de la vieja guardia conservadora y tradicionalista y conformado a grupos religiosos progresistas y liberales. Francisco ha abordado todos los temas de la actualidad (aborto, matrimonio de personas del mismo sexo, anticonceptivos, mujeres sacerdotisas, desigualdad económica, injusticia social...).
El Papa Francisco es un prelado tradicional en su ser ético-moral con una visión humanística de la realidad. El argentino está evangelizando a un mundo generalmente escéptico y focalizando en despertar nuestra parte de responsabilidad para con los pobres y marginados, conceptos enraizados en las Escrituras de la doctrina católica y en las enseñanzas de sus predecesores. ¤
Las prioridades de su primer año
Formó un Consejo Internacional de ocho Cardenales: para que lo guíen y asesoren en la administración de la Iglesia y la reforma burocrática del Vaticano.
Reformó el Código Penal del Vaticano ampliando la definición de “delitos de abuso sexual contra menores”.
Creó una Comisión con el lema “Cero Tolerancia para con los sacerdotes pederastas” para informar, formar y prevenir esta tragedia que envolvió a tantos niños inocentes.
Creó un Ministerio de Economía para facilitar la eficiencia y transparencia en la administración financiera y supervisión del Banco del Vaticano.
Re-estructuró la administración burocrática y financiera del Vaticano y removió a notables figuras del poder (como al cardenal Tarcisio Bertone, hombre fuerte de la vieja guardia vaticana que ocupaba el cargo de Secretario de Estado).
Inició el debate sobre los temas más controversiales: el rol de la mujer en la iglesia, el acceso a la comunión de católicos divorciados, la homosexualidad, el aborto, la pobreza, la desigualdad económica y la injusticia social.
Derogó la distinción de Monseñor.
Combate el clericalismo de oficina de los sacerdotes y les insta a salir a conectarse con el mundo real de la gente. ¤