Releer en lugar de masticar
Sr. Director:
Me comunico con usted a fin de aclarar algunos puntos de la nota del Sr. Rodolfo Spadano sobre el debate alrededor del control de armas, en el que hace referencia a mis opiniones expresadas un mes antes en el artículo “El verdadero ocaso de la civilización estadounidense” (El Suplemento de enero).
El Sr. Spadano dice “haber masticado” por un largo rato su respuesta; en realidad, si hubiese leído mi nota con un poco más de atención se hubiese ahorrado el masticado y su posterior artículo.
Su nota, desde el vamos, comienza con un desafortunado estereotipo: “Se ha entablado una batalla verbal que comandan los extremistas del lado liberal y los conservadores, con la NRA a la cabeza”. Es descabellado pensar que la mayoría de la gente que, como yo, propone reabrir el debate sobre el control de armas son “extremistas del lado liberal”, a menos que el Sr. Spadano considere extremistas a los padres y demás familiares de los chicos asesinados en Sandy Hook que se expidieron al respecto en los medios, o a prestigiosos artistas, periodistas, religiosos, maestros, políticos y hasta miembros de la NRA que entienden que los únicos beneficiados en no restringir la venta de cierto armamento son los que se benefician económicamente con ello. ¿Qué hay de extremista en expresar democráticamente la oposición a la venta de las armas semiautomáticas más letales?
Por otra parte, dice que quienes se oponen al líder de la NRA, Wayne LaPierre, “no saben nada”. Más allá de la actitud reaccionaria de catalogar de ignorantes a quienes no piensan como él, el problema es que la mayoría del pueblo estadounidense, incluyendo los sectores antes mencionados, entra en tal categoría. En fin...
También malinterpretó mis expresiones sobre las armas usadas en Sandy Hook y hasta se ofende por insultos que ni siquiera expresé: “A continuación el autor llama repugnantes a los cazadores como yo”, dice Spadano. “¿Caza? ‘Deporte’ repugnante, si me preguntan a mí”, dice mi nota. La diferencia es tan obvia que no merece explicación. Y ya que estamos, le confirmo que sí, soy vegetariano desde hace dos décadas, pero de todas maneras no tiene por qué “aceptarme el insulto”, ya que como ve, no hubo tal.
Esto último viene a colación de mi pregunta “¿qué clase de monstruos quieren matar con un Bushmaster calibre .223?”. El Sr. Spadano aclara que “el .223 es el calibre oficial de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos...” Y agrega: “Pero este rifle no es ningún caza-monstruos. Sirve para defensa personal y nada más”. Más allá de que lo de “monstruos” es una obvia metáfora, ¿De verdad no ve la tremenda contradicción entre decir que el calibre usado por la Fuerzas Armadas del ejército más poderoso del planeta nada más sirve para “defensa personal”? ¿En dónde vivimos? ¿En Bagdad?
Con respecto a su afirmación de que los parques nacionales se subvencionan con dinero proveniente de las licencias para cazar y no con “las míseras monedas” de los visitantes (que en un mal año suman alrededor de 270 millones de personas)... bueno, lo dejamos para otra discusión. Además del dinero proveniente de impuestos federales, tendríamos que empezar a hablar de merchandising, contribuciones de individuos y grupos privados, etc.
Un afectuoso abrazo para todos.
Karl Lee
Ashland, OR
ES: Estimado Karl, tu respuesta está dada. Un abrazo y gracias por debatir sobre un tema tan importante como este.
Uno más contra las armas
Sr. Director:
El artículo de Rodolfo Spadano sobre las armas (El Suplemento de marzo), es muy interesante. En cuanto a la descripción del .223, es verdad que no es un “caza-monstruos”, pero también es verdad que es un arma diseñada para causar daño mayor, es liviana, muy fácil de operar y recargar, y es especial para lo que se denomina “combate en localidad”, o sea, en lugares como ciudades, tiene gran velocidad de tiro y un tamaño y peso adecuado. Todo esto la convierte en un arma sumamente letal, tanto en manos de expertos como de inexpertos. Sin dudas, no es un arma que debe estar en manos de civiles.
Y en cuanto a lo que dijo Adolfo Pérez Esquivel, el Sr. Spadano no puede simular ser tan inocente como para pensar que lo que sugirió el Premio Nobel es que se debe quitar las armas al ejército o a la policía: no, se trata de eliminar las armas de los hogares, diferenciando a quienes cazan deportivamente y a quienes tienen armas de guerra y municiones en grandes cantidades. Ya el Congreso está presentando un proyecto para limitar la venta de armas a determinadas personas con antecedentes de problemas mentales, como así también a aquellos que han tenido algún problema con la ley, a revendedores, y a los denunciados por violencia doméstica. O sea que la situación preocupa y está bien que se limite el acceso de la gente a ciertas armas. Por otra parte, propongo que todos puedan comer carne sin culpa. Sobre la caza, una reflexión: cuando el cazador hiere a la presa y la condena a sufrir y a morir consumida por otros animales…ah, claro, es la ley de la vida. Un detalle más, ¿no?
Y por último, yo creo, humildemente, que sería bueno vender armas libremente, de todo calibre y sin restricciones... siempre y cuando se prohiba la fabricación, importación y venta de todo tipo de proyectiles. De esa manera se podría dejar contentos a todos. ¿No, Rodolfo?
Roberto Alzola
Anaheim, CA
ES: Estimado Roberto, tu propuesta es como la de tener un cigarrillo en la boca y no encenderlo. Puede andar, aunque... Un abrazo y gracias por escribir.
La viveza criolla
Sr Director:
Con mi esposa (somos recién casados), llegamos juntos a este gran país de las oportunidades en el mes de octubre de 1969. Comencé a trabajar de inmediato gracias a las referencias de un gran amigo personal llamado Mike, quien intercedió por mí con su manager para lograr así un empleo permanente en una importante empresa en la ciudad de Paramount, California. Fue precisamente durante mi empleo en esta compañía donde aprendí una de las mejores lecciones de mi vida. Nuestro manager, llamado Jerry, de origen anglosajón y nacido en California, un buen día quiso practicar conmigo, con toda la amabilidad del mundo, el poquito español que había aprendido en la secundaria, y me hizo la siguiente pregunta: "¿De qué parte de Argentina vienes a este país?” Con toda vergüenza debo confesar que mi respuesta (por supuesto, en castellano), no fue nada inteligente y faltándole el respecto le contesté con una grosería vulgar, típica de quienes veníamos de una sociedad donde se practicaba con demasiado abuso la "Viveza Criolla".
De más está decir que mi amigo Mike se enfureció conmigo de tal manera al oír mi contestación tan ridícula y vulgar que hasta me amenazó con decirle a Jerry lo yo había dicho, ya que él respetaba mucho su trabajo, en donde ya tenía varios años de empleo. Le pedí perdón y prometí que jamás en la vida volvería a ocurrir. Luego los tres, Jerry, Mike y yo, nos convertimos en un grupo inseparable de amigos y gracias a ellos dos mi inglés comenzó a desarrollarse en forma acelerada.
Pasado unos años, un día me confesé con Jerry, y le conté cual había sido mi contestación aquel primer día de nuestro encuentro. Cuando terminé, él, muy amigablemente me extendió su mano para estrechar la mía, y sonriéndose me dijo: “No te preocupes, fue divertido de todas maneras, porque no entendí nada”.
Creí muy conveniente hacer este comentario personal, en relación a la nota que Rodolfo Compte escribió en la última edición de marzo con referencia a los argentinos exitosos en el exterior (pero venenosos dentro del país). Felicito a este Señor por tener el coraje y la valentía de decir las cosas como realmente son, y que además nos describe tal como somos, aunque nuestra vanidad no nos permita reconocerlo ni admitirlo.
Continúen con este buen trabajo que vienen realizando publicando esta valiosa revista argentina, la cual esperamos con mucha ansiedad en nuestros negocios locales todos los meses del año.
Rick "wisaguy" Cosentino
Chino, CA
ES: Gracias por la anécdota, Ricky, y como ilustra tu experiencia, nunca es tarde para cambiar y comenzar a respetar a los demás. Quizás sea eso lo más “vivo” que podamos hacer.
Nada de ranas venenosas
Sr. Director:
Vuelvo a tropezarme con el negativismo que predomina en muchos artículos elocuentemente descriptos por autores que aparecen en su revista. El Sr. Rodolfo Compte, en el ejemplar # 156 del pasado marzo, compara injustamente el fenómeno biológico de las ranas venenosas al cambiar de ambiente, con los argentinos que salimos del país. El ejemplo en algunos casos se podría aplicar; sin embargo, en mi humilde opinión, no es la realidad de la mayoría. El emigrante argentino es mucho más complejo que el fenómeno de las ranas. En los años de experiencia en este país conocí grupos de argentinos que venían con visa de turista, sacaban un montón de tarjetas de crédito, compraban autos, muebles etc. luego los vendían a precio reducido y se volvían a la Argentina con el botín. O sea, venían a los Estados Unidos con resentimiento y volvían a la Argentina con el mismo “veneno”. Otros, se esfumaban en este país incorporándose a los ilegales.
El resentimiento venenoso del argentino, como lo veo yo, es típico del pobre de la clase media, quien recibió educación universitaria y no encuentra ninguna oportunidad de progresar económicamente en su profesión. Se ve obligado a “hacerse amigo del juez”, y cuidarse de no darle motivos a “quejarse” y de esa forma “por cuña” recibir un nombramiento remunerativo. Mientras tanto, los hijos de los ricos o estancieros terratenientes se amparan bajo el dicho “el vivo vive del zonzo, y el zonzo de su trabajo,” ya que no tienen necesidad de emigrar como los primeros. En cierta manera, podemos reflejar este círculo vicioso social con el gaucho de José Hernández descripto en la obra maestra de la literatura Argentina, Martín Fierro. El gaucho era en realidad un “guacho” de padre español y madre indígena; por lo tanto un paria social a quien los españoles lo despreciaban por racismo de sangre, tanto como los indígenas por ser “crestiano”. El grito de Martín Fierro contra la injusticia social, todavía hace eco en la realidad presente argentina. El argentino pobre educado tiene mucho de Martín Fierro porque la deshonestidad administrativa gubernamental crónica del país sigue, generación por generación, empeñándose en cerrar las puertas al progreso honesto del país. Los negociados truchos internacionales siguen vendiendo los tesoros minerales argentinos a intereses extranjeros, en un proceso en el que “la coima” está a la orden del día. De manera que no es justo que el veneno social descripto por el Sr. Compte, se lo endilgue a “la viveza criolla”. Esta es una consecuencia sintomática que revela la injusticia social crónica de gobernantes corruptos, quienes perpetúan la disfuncionalidad de la Argentina. Ellos son los que crean el veneno de las ranas. El emigrante argentino honesto, ya sale del país sin el veneno. Todo depende de la actitud y fuerza moral de cada individuo.
Norberto C. Pautassi
Whittier, CA
ES: Estimado Norberto, muchas gracias por expresar tus respetables opiniones a través de nuestra revista. Nosotros también conocemos muchos compatriotas que de veneno no tienen una gota.
San Francisco y los animales
Sr. Director:
Soy católica que trabaja para detener el sufrimiento animal y tengo la esperanza de que el Papa Francisco - quien eligió su título papal en honor a San Francisco de Asís, el santo patrono de los animales -inspire a todos a tomar decisiones más compasivas. Al igual que sus dos últimos antecesores, quienes se pronunciaron en contra de la crueldad a los animales, el Papa Francisco ya ha animado a sus seguidores a respetar cada una de las criaturas de Dios y el medio ambiente.
Podemos hacer esto simplemente por la elección de alimentos saludables y veganos, que requieren menos recursos y generan menos gases de efecto invernadero que las comidas basadas en animales. Los animales son de carne, hueso y sangre, al igual que usted y yo. Forman amistades, sienten dolor y alegría, lamentan la pérdida de sus seres queridos, y aprecian la vida tanto como nosotros. Cada vegano salva más de 100 animales al año.
Si el papa Francisco puede influir en los demás la compasión por los animales –comer alimentos veganos, comprar productos libres de crueldad, usar ropa sin productos de origen animal, y entretenerse de maneras que no explotan a los animales- sin duda lograría que San Francisco de Asís se sintiera orgulloso de él. Los invito a entrar en www.PETALatino.com para leer más sobre las formas de ayudar a los animales y al medio ambiente.
Atentamente,
Heather Moore
Norfolk, VA
ES: Estimada Heather, tu propuesta está publicada, y nos sumamos a tu pedido de promover una mayor compasión hacia los animales. Un abrazo. ¤