¡No es calentura!
Un chacarero lleva su camioneta al pueblo y el mecánico le dice que tiene que dejarla hasta el día siguiente, así que decide regresar caminando a su chacra, que no queda lejos. En el camino pasa por la proveeduría y compra un balde y un tarro de pintura. Allí, un colega le entrega dos gallinas y un ganso que le debía.
Ahora nuestro granjero tiene un problema: cómo llevar todo a casa caminando. Mientras piensa cómo hacer, se le acerca una viejita y le pregunta cómo llegar a la granja de los González; el chacarero le dice que va en esa misma dirección, y que si no tuviera que llevar esa carga la acompañaría. La señora dice:
-¿Por qué no ponés la lata de pintura en el balde? Lo llevás en una mano; te ponés una gallina debajo de cada brazo y llevás el ganso en la otra mano...
El granjero agradece y comienza a acompañar a la viejita. En un momento le dice:
-Conozco un atajo, que nos saca del camino principal, pero nos ahorramos un kilómetro.
La viejita lo mira con desconfianza y responde:
-Soy una viuda solitaria sin un hombre que me defienda. ¿Cómo sé que no me vas a llevar por el medio del campo, me vas a poner contra una tranquera y vas a abusar de mí?
-¡Pero señora! Aun cuando quisiera, ¿cómo hago? Llevo un balde, una lata de pintura, dos gallinas y un ganso. ¿Cómo hago para apretarla contra la tranquera y abusar de usted?
-Ponés el ganso en el piso, lo cubrís con el balde, colocás la pintura encima del balde... y yo te tengo las gallinas.
Últimos deseos
- Señora, tiene seis horas de vida -dice el médico.
Desesperada, la mujer va a su casa y le cuenta al marido.
Deciden gastar el tiempo que resta de vida haciendo el amor. Lo hacen una vez, y ella pide repetir. Lo hacen de nuevo, ella pide más. Después de la tercera vez, ella quiere de nuevo, y el marido le dice:
- ¡Basta! ¡Como se ve que mañana no tenés que levantarte para ir a trabajar! ©