De bodas y bombas
Sr. Director:
Con respecto a la nota del señor Rodolfo Spadano (El Suplemento de Mayo): Me parece espectacular que se escriba sobre los argentinos brillantes, esos como Macarena Cecilia Sarraf García, que tienen carreras ejemplares. Por ser latinoamericano (uruguayo) me siento muy orgulloso. Pero ¿por qué terminar la nota con un toque amarillista? Peor aún, sin saber por qué las cosas suceden. Israel ataca ''únicamente'' si sus pueblos o ciudades fronterizas son atacados de antemano. ¿Por qué mejor no busca al culpable del atentado de la AMIA y también escribe en esta prestigiosa revista sobre las más de 85 almas que en este momento podrían haber tenido una carrera parecida a la de Macarena?
Ariel Arlin
ES: Estimado Ariel, hemos leído y recontraleído la nota y la verdad es que no encontramos “el toque amarillista” que mencionás en tu carta. Nos parece innegable que el hecho de que el día de la fiesta de tu casamiento bombardeen tu casa, por el motivo que sea, es un dato como para no dejarlo pasar. Anécdota macabra, pero anécdota al fin. Por otra parte, es obvio que la nota no tiene un carácter político, como lo tendría si dijese: “Israel, sin la menor justificación, atacó el barrio donde se casó Macarena”. Ahí sí estaría el redactor tomando partido por uno u otro lado y merecería un debate. Con respecto a la AMIA, seguramente sabés que El Suplemento ha publicado y sigue publicando numerosas notas y hasta entrevistas exclusivas al respecto. Y no son muchas las publicaciones argentinas de los Estados Unidos que lo hacen. Un abrazo y gracias por escribir.
Con Alfonsín no se muere la democracia
Sr. Director:
Gracias por todas las veces que publican mis cartas y por la buena onda. Les pido hoy que publiquen esta sobre el tema Alfonsín. Me gustó la nota editorial, porque tiene equilibrio y una mirada realista sobre lo que fue Raúl Alfonsín para la Argentina, un hombre que luchó por sus ideales y un amante de la democracia. Pero considerarlo un "Presidente de lujo", como dice la Sra. Flora Brau en la sección "Cartas y más cartas"... Los que vivimos en esos momentos en Argentina nos sentimos despojados económicamente, de la misma manera que nos sentimos después con Menem y De La Rúa. Y la democracia no muere con Alfonsín: la democracia muere cuando dejamos de ser participativos, cuando dejamos que otros decidan, cuando no ejercemos nuestros derechos. Sólo una mirada a Venezuela y pueden ver como la democracia está agonizando. Nadie mejor que Alfonsín para rebatir eso: su mayor virtud fue la de ser "demócrata". Este hombre, que solía decir que "con la democracia se come, se cura y se educa", fue electo presidente en las elecciones de 1983 con el 51% de los votos, y a partir de allí tuvo que enfrentarse a sublevaciones militares y todos los vicios que estaban enquistados en el sistema de vida argentino, que lucharon para desestabilizar su gobierno. Luchó contra ello y logró defender la democracia y las instituciones. Pero en la parte económica no logró "ninguno" de sus objetivos, puesto que tuvo cuatro ministros de economía, (Grispun, Sourrouille, Pugliese y Rodríguez), y otros tantos planes fallidos. Alfonsín fue un hombre honesto con ideales firmes hasta llegar a la presidencia, ya que luego tuvo que hacer concesiones a la Junta Coordinadora Nacional y a Franja Morada, con quienes tuvo que unirse para llegar a ser presidente, y entonces se rodeó de personajes como Federico Storani, Leopoldo Moreau, Marcelo Stubrin, Enrique Nosiglia... y la lista es larga.
Alfonsín fue un buen hombre, pero fue también un presidente que no logró sus objetivos.
Roberto Alzola
Anaheim
ES: Gracias, Roberto, por seguir escribiendo. Suponemos que el tema Alfonsín seguirá despertando el interés de nuestros lectores de aquí y allá.
Agradecimiento desde Argentina
Sr. Director:
Hace unos días le envié una carta cuestionando la falta de solidaridad a la hora de buscar a un amigo o pariente en el exterior. Bueno, hoy le escribo para contarle que tres personas diferentes me contactaron por la carta publicada en El Suplemento. Aún no encontré a mi amiga, aunque sé que está en San Mateo, California, por lo que quisiera agradecerle su actitud, ya que luego de pasar horas y horas en el Internet, cuando un desconocido se ofrece a ayudarme por intermedio de ustedes es como una pequeña luz de esperanza. Evidentemente El Suplemento es leído por muchas personas y no me avergüenza pedirle que intente, una vez más, publicar mi solicitud. Ya sabe Ud. que no quiero datos personales de la persona buscada: sólo pido que le hagan llegar mis datos; ella sabrá qué hacer. Soy Alicia Collado y busco a Candy Filippini, quien se encuentra en la ciudad de San Mateo, California. Yo le agradeceré eternamente por publicar mi búsqueda, estoy agotada de entrar en lugares que me hacen girar en círculos interminables. Al menos, ahora sé que hay personas dispuestas a ayudarme.
Desde ya, muchas gracias por lo que ha hecho El Suplemento.
Alicia Collado
ES: Mucha gente nos lee en el área de la Bahía y el norte del estado, así que a ver si alguien conoce a Candy, como para que Alicia no tenga que seguir girando en interminables círculos... Suerte otra vez, Alicia, con la búsqueda de su amiga.
Historia argentina, pasión de multitudes
Sr. Director:
He leído con interés el artículo 1809, de la sección de Historia de El Suplemento de mayo 2009, sobre los Jesuitas. Este es un tema que he tratado de profundizar, pero con muy poca suerte por el poco material que encontré en las bibliotecas públicas. Si fuera tan amable de mencionar libros y/o autores y dónde puedo ubicarlos, le estaré muy agradecida.
Sin más, me despido con un saludo afectuoso, y felicitaciones por su revista, que presenta interesantes artículos que leo con gran interés.
Annie Machado
ES: Estimada Annie, nuestro apasionado “historiador” Miguel Garriga recomienda el libro "La Iglesia en América - Las Misiones Jesuíticas" por Donanfer (2006). Pero, dado que él escribe desde Argentina, no le podríamos asegurar dónde conseguirlo en los Estados Unidos. Seguramente, el Internet ayudará.
La última palabra
Sr. Director:
Le agradezco por hacerme sonreír nostálgicamente con su humor infantil tan argentino, al proponer usar el caballito y la palita de playa para pasar a través de la discutida muralla gringa, como Ud. la llama. Le prometo que esta carta va ser breve, aunque sé que los directores de diarios y revistas siempre se reservan la última palabra en una discusión amistosa.
Lamentablemente, en su respuesta de abril a mi carta de marzo, se olvidó, o no quiso, indicar que en mi opinión, una analogía más correcta de la muralla gringa, no era la de Berlín, sino la Gran Muralla China, construida por quienes no querían ser invadidos. Parece que el verdadero muro es nuestra diferencia de opiniones. Seamos sinceros un poquito, Sr. Director, mi planteo es bien simple. Junto con los métodos disuasivos que Ud. bien menciona, el muro en cuestión obraría como un dique de contención al cauce incontrolable del río inmigratorio masivo ilegal. Un dique, por más imperfecto que sea y grietas que tenga, es siempre mejor que nada. Aquellos desesperados por el hambre, como Ud. menciona, siempre encontrarán grietas haciendo caballito, o cavando con palitas de playa. Pero nunca sería comparado con el paso libre, donde un estimado diario de 3.400 ilegales entra caminando libremente dentro de este país. ¡Por favor, no me diga que dicha cantidad de gente no va a influenciar negativamente en la estructura socio-económica de este país! Es muy probable que, si dicha muralla se construyera, sería supervisada por buenos ingenieros y acompañada por el patrullaje de aviones teledirigidos de acuerdo a la tecnología moderna. A propósito, en Argentina tenemos, en mucho menor escala, un problema similar con ilegales bolivianos y paraguayos. No creo haya muchos argentinos que los apoyen. Estoy de acuerdo con Ud. con que Lula y otros presidentes no son corruptos. Irónicamente, Ud. le da duro al finado Alfonsín y a la corrupción política argentina en su artículo "La culpa no es del chancho...”, del ejemplar de mayo. Me agrada su estilo, e intercambiar opiniones con Ud., siempre a través de un duelo amistoso.
Respetuosamente,
Norberto C. Pautassi
Whittier, CA
ES: Estimado Norberto, nosotros hemos dicho lo que teníamos que decir y seguimos opinando lo mismo al respecto, así que aquí la última palabra la tenés vos. Nomás aclaramos que la nota en la que “le damos duro al finado Alfonsín” la escribió Fernando Garriga; ya sabés que en esta revista a cada uno se le respeta su opinión, y que en muchos temas no siempre coincidimos todos. Gracias por escribir.
Ni con la frente marchita...
Sr. director:
Nunca he escrito una carta a ninguna publicación, pero ahora, viendo que su revista tiene una muy amplia difusión en la colonia argentina de Los Angeles, me gustaría expresar algunos conceptos sobre la "nostalgia " que hace que emigrantes argentinos vuelvan o añoren volver a nuestro país. Después de 40 años en los Estados Unidos, decidí volver a la Argentina... Es una historia muy larga, pero para hacerla corta, le diré lo siguiente: compré un chalet en Los Acantilados (Mar del Plata), y después de recibir dos containers en la aduana de Buenos Aires contraté un camión para llevarlos a Los Acantilados. Llegamos a la una y media de la madrugada al chalet, y cuando estábamos descargando apareció un patrullero de la Comisaría 5 de Punta Mogotes. Bajaron un oficial y tres monos, uno con ametralladora, preguntando qué hacíamos. Me identifiqué, le dije que era ciudadano argentino y americano que volvía a radicarme a mi país. Me saludaron y se fueron. Terminamos como a las 4 de la madrugada y volvimos a Buenos Aires -era un jueves-, mi plan era viajar al otro día, pero un Peugeot 505 que compré cuando llegué tenía problemas. Fui al dealer y necesitaban cambiar una parte. Sin embargo, ese día había huelga de proveedores, por lo que no pude volver al chalet hasta el martes siguiente. Cuando regresé, el chalet había sido vandalizado; me robaron todo. Fui a la Comisaría 5 de Punta Mogotes, y ¿qué encuentro? El oficial de guardia que tomaba las denuncias estaba escribiendo en una máquina Underwood, la misma que llevé en uno de los containers. Sí, Sr. director, parece una historia del mas allá, pero es real. Tengo para contar tremendas historias sobre esto y otras cosas más, pero son muy penosas. Por eso digo: ¿volver? ¡Nunca más! Sólo un p..... Como Gardel puede querer volver...
Frances Baz
ES: Estimado Frances... ¿no estarás sugiriendo que la policía tuvo algo que ver con el robo, no? Todos sabemos que la Bonaerense sería incapaz. Lamentamos que “La feliz” te haya recibido con semejante desgracia. Lo de Gardel... bueno, eran otros tiempos. ©