El matrimonio fortalece a la sociedad

“Para que tu alegría sea completa, debes tener a alguien para compartirla”.
                                                                                                                  Mark Twain

Desde que uno comienza a recordar, la idea del príncipe azul montado en un caballo alado en busca de su princesa solitaria en su añorada y larga espera, ha pernoctado en estado latente en cada corazón femenino y congruentemente, a través del tiempo, el proceso del desarrollo físico y emocional ha plasmado ese deseo natural, social, gregario en esa búsqueda mágica para lograr lo que muchos soñamos formar: un matrimonio feliz.

Los tiempos actuales ofrecen la búsqueda de la“pareja perfecta” a través de las plataformas sociales, lo cual parece haber simplificado el proceso con un membrete de “garantizado” (?) y que incita a muchas parejas jóvenes a casarse. La realidad de la convivencia resulta ser la escuela donde el matrimonio florece (o no), crece, se multiplica y se perpetúa como la principal institución, célula gregaria que fortalece a la sociedad.
   El Dr. Phil, conocido psicólogo por sus interesantes programas televisivos en California, sostiene: “People pay more attention to the wedding than to the marriage”; es decir, que los contrayentes deben dar más importancia al matrimonio que es la relación profunda que sustenta la unión basada en el amor, la comprensión, el respeto y el compromiso principalmente, que prescribe un curso de acción juntos prometiendo recompensas recíprocas a largo plazo. La boda es secundaria, y se refiere al show social que incluye los preparativos de la fiesta en sí. El matrimonio es para toda la vida y la boda solo un día. Es importante considerar esta diferencia para el equilibrio de la relación. El Dr. Phil sostiene que es durante el noviazgo cuando hay que hablar de los temas de la convivencia, sus reglas, la división del trabajo, la educación de los hijos, la religión, la familia de ambos, etc.

“En la vida moderna, un hombre y una mujer que se aman, deciden contraer matrimonio una vez que han logrado establecer su independencia emocional, profesional y económica”

   Estudios empíricos recientes de datos psicológicos, sociológicos, históricos y económicos han sido procesados por el psicólogo Eli Finkel, de la Universidad Northwestern, y contribuyen a afirmar que permanecer felizmente casado no es fácil y que el matrimonio es a la vez “la institución más y menos satisfactoria que ha existido”. Las expectativas para un matrimonio feliz y duradero dependen de la calidad del esfuerzo que ambos cónyuges inviertan.
   Si nos remontamos a la historia, hubo parejas que se casaron por tradición, obligación o para procrear. Con el tiempo y en la vida moderna, un hombre y una mujer que se aman, deciden contraer matrimonio una vez que han logrado establecer su independencia emocional, profesional y económica, lo cual resultaría beneficioso en la convivencia si el apoyo total es mutuo y la responsable asunción de los nuevos roles (como la división de las labores hogareñas) para la estabilidad de la relación matrimonial es constante, lo que redundará en beneficios de la pareja cuya felicidad iluminará su intimidad.

“El matrimonio es la base moral de la sociedad y está expuesto al influjo de fuerzas externas culturales, tecnológicas, y sobre todo económicas que permanentemente están desafiando la integridad de su permanencia en el diario devenir”

   El matrimonio es la base moral de la sociedad y está expuesto al influjo de fuerzas externas culturales, tecnológicas, y sobre todo económicas que permanentemente están desafiando la integridad de su permanencia en el diario devenir. No es raro escuchar que “el matrimonio es difícil”. No obstante estos calificativos, muchos quieren casarse y admiran a aquellas parejas con muchos aniversarios matrimoniales por haber encontrado en el matrimonio la mejor experiencia del amor compartido, expresó Karl Pillemer, investigador en gerontología de la Universidad Cornell, quien publicó los resultados de sus investigaciones en su libro “30 Lecciones para Amar” y concluyó que “el 100 % de sus entrevistados ‘seniors’ dijeron que ‘el largo matrimonio fue lo mejor que les pasó en sus vidas’”.
   En “El Libro del Matrimonio”, escrito por Stephen Adler y Lisa Grunwald, ellos afirman que “el cónyuge que acepta a su pareja como realmente es y le ayuda a superarse, conforma la realidad matrimonial soñada”. “La promesa de fidelidad y compromiso de permanecer unidos ahora es entendida mejor que antes, ya que cada pareja trata de ayudar al otro a mejorar su vida” dejando atrás aquel status quo ancestral en que “la mujer al casarse consumaba todas sus aspiraciones”. Avances en el entendimiento de los roles matrimoniales han hecho crecer las carreras en psicología terapéutica a la par de las necesidades individuales del ser humano. Permanecer unidos en el matrimonio es como la plantita que hay que regarla diariamente. Investigadores y terapeutas indican que el índice de divorcio ha ido disminuyendo desde 1980 en todas las demografías excepto en las parejas de 50+, donde el divorcio ha incrementado en los últimos 20 años, de acuerdo con datos estadísticos recientes.  En 1990 las personas que se divorciaban en el grupo de 50+ alcanzaba el 10%. En 2010 subió al 25 % y fue más notable en parejas que provenían de dos o tres matrimonios previos donde la inestabilidad emocional fue un factor. Sin embargo, orillando estas edades (45+) existe un 69% de “egresados universitarios que aún permanecen en su primer matrimonio” según datos demográficos.

“La razón que el matrimonio es más feliz y duradero entre los grupos con más preparación moral, profesional y cultural es porque ellos ven su status como la posición óptima para criar y educar a sus hijos”

   Expertos consultores demográficos afirman que “la razón que el matrimonio es más feliz y duradero entre los grupos con más preparación moral, profesional y cultural es porque ellos ven su status como la posición óptima para criar y educar a sus hijos”. Por el contrario, los matrimonios menos felices se divorcian tarde porque esperaron que sus hijos crecieran y concluyeran sus estudios. Es verdad que criar y educar a los hijos es una de las tareas más arduas y quizá podría ser una causa en el distanciamiento matrimonial. “Actualmente vemos a todos los padres muy envueltos en la educación de sus hijos, compartiendo un tiempo excepcional, cualitativamente mayor que el que compartieron los padres en décadas anteriores”, según reportes de la Universidad de Santa Barbara, en California.
   No obstante la diversidad de roles en la familia moderna y la inclusión del hombre en las tareas hogareñas, las demandas de criar y educar a los niños recae principalmente en las mujeres y por lo tanto son más proclives a estar más estresadas que el hombre. Las parejas modernas tienen más flexibilidad, van al gimnasio y disfrutan sus tiempos libres en las plataformas sociales que a veces pareciera que representan una entidad de apoyo y solvencia emocional.

Beneficios del Matrimonio

   Estudios sociológicos recientes indican que una buena parte de las parejas que están casadas “tienen buena salud, viven confortables, disfrutan de su intimidad y son longevas. Muchas parejas casadas felizmente son menos propensas a derrames cerebrales, depresión, responden mejor al stress (familiar y laboral) y el proceso de sanación es más rápido. Hay una tendencia a cuidar su salud dentro del perfil familiar de interdependencia y planes de seguros médicos viables”. Estudios paralelos indican también que “las mujeres casadas tienden a asegurar su bienestar financiero, en tanto que las mujeres divorciadas –históricamente- han registrado los índices más altos de pobreza” de acuerdo con Bárbara Butrica, economista del Instituto Urbano del Trabajo. Según ella, “los hijos de parejas divorciadas –si no se toman las medidas correctivas pertinentes– estarían más vulnerables a la pobreza, problemas de salud físicos o mentales, a no llegar a graduarse en la universidad y a largo plazo podrían considerar el divorcio como una opción. Estos niños enfrentan más retos en sus vidas que los niños de padres felizmente casados”.
    
Factores influyentes en la solidez matrimonial

   Cifras estadísticas procesadas por sociólogos, psicólogos y terapistas indican que las parejas mayores de 25 años, graduadas en la universidad, aún sin hijos y con empleos e ingresos permanentes, tienen mayores posibilidades de tener estabilidad matrimonial. Si estas parejas, además, poseen similitudes (de crianza, de cultura y educación, de objetivos, de valores morales y antecedentes personales) encontrarían un camino más favorable para la estabilidad y continuidad de su matrimonio, y el índice de divorcio sería mínimo, ya que estos perfiles comunes se comportan como una constante”.
   Esto es lo que los padres inculcan a sus hijos en forma constante.

Factores que influyen en la solidez y estabilidad matrimonial

“El Matrimonio es una vocación heroica de Amor, Compromiso y Lealtad y bajo el amparo de Dios está destinado a fortalecer la Familia y la Sociedad”. Papa Francisco

Lo que une a cada pareja hay que preservarlo, y lo que la disocia hay que evitarlo. La falta de respeto, el desdén o escarnio en toda relación es un factor disociativo que desata una cadena letal de reacciones tóxicas y la mejor recomendación que dan los psicólogos y terapistas matrimoniales es “evitar las connotaciones derogatorias acerca del cónyuge como los comentarios agridulces, las interrupciones abruptas y constantes, o la desaprobación de sus opiniones en una conversación personal o social”.
    El reconocido psicólogo familiar Gary Chapman, autor del bestseller del New York Times The 5 Love Languages, afirma que en la relación matrimonial se destacan dos antídotos principales:

A- El que contribuye a que su pareja se sienta feliz en la relación:
1-Palabras armoniosas
2-Tiempo de calidad juntos
3-Acciones bondadosas
4-Relación íntima satisfactoria
5-Obsequios oportunos y significativos
B-El que enseña a disculparse y a perdonar.
Los desacuerdos son inevitables y a veces resultan saludables para la comunicación y comprensión de la pareja. Todos debemos aprender a discutir con respeto y sin ofuscamientos y burlas malsanas, ya que el resentimiento es el peor conspirador en toda relación matrimonial.

Cómo reafirmar una unión matrimonial feliz y duradera
   La gran mayoría de la gente que permanece casada ha tenido una trayectoria maratónica de criar y educar a sus hijos, convertirse en abuelos paralelamente al proceso de su jubilación, y aún continuar planificando juntos una vida plena, enriquecida por los recuerdos, historias, experiencias y hábitos compartidos.
    El Dr. Chapman recomienda la “creatividad compartida” a las parejas con ciertos años matrimoniales, quienes deben buscar y compartir actividades interesantes y proyectos juntos, lo cual ayuda a contrarrestar los abruptos cambios que son inevitables en el curso normal de toda relación. El ex presidente Jimmy Carter contó durante la celebración de su último aniversario matrimonial que él y su esposa Rosalyn tratan siempre de “encontrar las actividades que les gusten a ambos y compartirlas”.

“Algunos terapistas sugieren a las parejas que se sigan contando historias. Esas historias ayudan a recordar aquellos primeros momentos inolvidables de los inicios de su propia relación”

    La realidad nos insta siempre a mejorar. Algunos terapistas sugieren a las parejas que se sigan contando historias. Esas historias ayudan a recordar aquellos primeros momentos inolvidables de los inicios de su propia relación. “El compartir su propia historia es una manera de reconstruir y mantener el vínculo”, afirma la terapista familiar Ana Osborn, “ya que es una invitación al mundo interior de su 'soul mate'”. Por ejemplo, comenzar la historia recordando cómo, dónde y cuándo se conocieron resulta muy prominente y cada vez que se narra, el vínculo matrimonial se fortalece porque es la historia genuina de sus orígenes, o sea, la historia primera que se torna memorable. El tiempo de la narración es muy importante. Al contar las historias del pasado, reconecta a la pareja en esa secuencia de recuerdos imborrables; al contarlas en tiempo presente ayuda a la pareja a focalizar y apoyarse mutuamente en las batallas y retos, y hacerlo en tiempo futuro (planificar una vacación familiar, la graduación de su hijo, las bodas de plata) ayuda a visualizar lo que el cónyuge quiere en su relación.
    El Dr. Chapman sugiere que “las parejas no piensen tanto en glamourizar el encuentro perfecto, idea mitológica engranada con el sentimiento de euforia eterna”. Los expertos aconsejan “moldear” el carácter y los hábitos de su cónyuge a través de la práctica paciente, coherente y constante. En sus entrevistas con matrimonios de muchos años, ellos notaron que “para este grupo, el divorcio no era una opción”. Ellos tenían su mente dispuesta a cultivar su matrimonio y consideraban su entidad matrimonial comparándola no con la compra de un auto nuevo sino con la actitud de aprender a conducirlo.

Fortaleciendo la pareja en cada momento
   Los terapistas aconsejan a las parejas a cultivar su relación (sin la interferencia de sus hijos) aún en actos tan simples como salir juntos a caminar después de la cena. Paralelamente, expertos investigadores del Centro de Estudios de la Familia de la Universidad de Colorado, como el profesor Scott Stanley, aconsejan precisamente no usar ese tiempo juntos para continuar discutiendo sus diferencias y disputas anteriores. Los psicólogos de parejas sugieren que “Lo que el hombre contribuye o hace en su relación matrimonial constituye un factor crucial que distingue a una relación prominente de otra que no lo es”, aclara el Dr. Gottman en su nuevo libro “The Man's Guide to Women” y lo que él sugiere “no significa que la mujer no deba también hacer su parte”, aunque finalmente, los datos empíricos indican que “las acciones de los hombres constituyen una variable clave que determina la estabilidad de la relación”.

“Los expertos aconsejan “moldear” el carácter y los hábitos de su cónyuge a través de la práctica paciente, coherente y constante”

   Actualmente, el hombre está más envuelto en las labores del hogar y le da el valor del equilibrio entre las responsabilidades básicas de la familia y el trabajo.
   Mantener una relación matrimonial feliz, sólida, estable y duradera es una tarea que requiere no sólo del amor de sus cónyuges sino del respeto mutuo, el compromiso activo, la dedicación constante y la gran responsabilidad de mirar juntos hacia la misma dirección.    

   En su libro “Los 7 Principios Básicos para un Matrimonio”, John M. Gottman ofrece valiosas recomendaciones a las parejas:
Aprender a Escuchar: Es importante escuchar para poder entender lo que el cónyuge dice y no para refutarle o corregirle, sino para comprenderlo.
Cultivar la Empatía: Hacerlo nos ayuda a validar los sentimientos del cónyuge explicando que lo que él/ella dijo, tiene sentido. Es mejor repetir lo que el cónyuge dijo usando la primera persona del verbo en forma afirmativa, como “Yo me siento triste cuando tú llegas tarde a casa”. Hay que evitar el uso del verbo en forma acusativa, ya que genera culpabilidad (¿Por qué llegas tarde a casa otra vez?)
No tratar de cambiar la mente del Cónyuge: La mayoría de los desacuerdos matrimoniales están asentados en diferencias de valores, personalidad y estilo de vida.
Usar la Razón: En lugar de las emociones, hay que usar el razonamiento para analizar, evaluar y catalogar los peligros que acechan la felicidad conyugal y evitar su repetición.

   Los expertos (al igual que todos los padres y abuelos) aconsejan elegir bien, priorizar la compatibilidad y cultivar el sentido del humor que genera la alegría de vivir juntos, ya que donde hay alegría y buen humor se genera una buena actitud de vida que contribuye a la estabilidad y solidez del matrimonio. ¤

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